viernes, 27 de mayo de 2016

1998 | Primer Baño de Juan Cruz

Fecha: 05/1998
Lugar: Edif. 101, Lugano I y II, CABA
Filma: VIP
Son: 06:03 mins

https://drive.google.com/file/d/0B4ayWZwFAEdfS1h3SlpSZmtTM0U/view?usp=sharing


Primer bañito de Juan Cruz.
JC recién nacido, Lai en la sillita, que hasta esos momentos era la prioridad absoluta en la familia. Tomó re bien el nacimiento de Juancito. Una hermana mayor que todos desearían tener, pensaba yo en aquellos momentos. Era re cariñosa con el nuevo bebé. 

Fuimos unos padres muy babosos con los dos niños que teníamos. Éramos jovencitos, llenos de amor  e inexperiencia. Fijate ese cuerpito frágil entre mis brazos, yo que era un bruto tremendo!
Con mis hijos reaprendí a ser un tipo dulce, sensible como era en la adolescencia.
Pero también un animal a múltiples niveles.

Habíamos perdido el  Dpto. que los Nonitos nos habían comprado en 1997 para vivir.
Madre nos había prestado por un año el Dpto. en Villa Lugano donde yo crecí luego de separados mis padres.
Nos estábamos recuperando de una separación ultra jodida del verano del 98.
Nunca fue fácil nuestra relación. Algunos familiares la estaban pasando super muy mal.
No nosotros. Nosotros renacimos con el nacimiento de JC.
Yo tenía mil quilombos en la cabeza, pero aquí estaba dando lo mejor de mi: era mi segundo año en Correo Argentino y metí el CBC en la UBA con notazas.
Te aseguro que mal no lo hacía! Toda la garra como siempre.

Viviana fue durante muchos años una gran amiga, gran compañera, que se bancó todos los tiros que le pegaron injustamente desde mi familia. Su familia estaba en una terrible espiral descendente que comenzaba ese año con un accidente de ruta del padre durante el nacimiento de JC y el posterior encarcelamiento de su padre en Octubre. 
Los Nonitos, que adoraban a Vivi, le dieron todo su apoyo. Eso es lo que hace una familia de verdad:
En los peores momentos, te ayudan. Sin vueltas. 

A mi EX no supe valorarla, le tiré a matar mil veces, pero bueno, crecimos juntos desde los 18, muchos cambios vió en mi, y no todos para mejor como es hoy en día.

Haberle dado tres hijos (pudieron haber sido 5!) fue la más grande demostración de amor que pude ofrecerle. Darle lo mejor a esos hijos era otra demostración de amor. Matarme laburando y estudiando para que a ellos no les falte nada, otra demostración de amor. El sacrificio por la familia era mi  amor hacia todos ellos.
Conseguir los recursos, las propiedades, las oportunidades, las pensiones, los proyectos y trabajos, la clínica donde nacieron los chicos, y miles de cosas más: todo devoción por ella.
Ella lo merecía.

Pero cuando sos infiel, sos infiel.
Nada que hacerle.

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